Se
detuvo la sangre en mis manos,
con
la arena y las olas,
con
el sol y las hojas
se
perdió mi cuerpo en tus brazos.
Un
adiós.
Despedidas
y lágrimas de sal.
El
fervor,
el
fuego y el miedo a volar.
El
temor
a
comenzar a respirar
durante
quince días,
sobre
los andenes,
bajo
las estrellas.
El
pavor de la vida
en
la grandeza del mar.
La
gravedad de mi mirada
al
alcanzar la soledad
y
separarse del humo.
Traquetean
mis dientes.
Esclarecen
las nubes de mis ojos.
Me
recorre un viento frío
que
calienta el corazón.
Patria muerta y querida,
necesito caminar.
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